Lo que confiesa la carne germinó en la necesidad de hablar de lo oculto, de lo indecible.
Según los datos de la AEPap un 18% de los menores de edad practicarán la auto-lesión antes de llegar a los 18 años. Un 30% tendrá idealizaciones suicidas y un 10% lo intentará.
Cuando me descubrí a mí misma atravesando una depresión con tendencias auto-lesivas tras la muerte de mi madre, sin embargo, no podía dejar de sentirme un bicho raro, una extraterrestre; alguien nocivo. Es precisamente el miedo a no ser comprendido, el que sigue alimentando al aislamiento, la idea de no merecer y no pertenecer.
En el año 2017 empecé la terapia. En 2020 mi psicóloga me da el alta y compro mis primeras pinturas al óleo, también empiezo a escribir.
Tres años más tarde tengo la suerte de poder compartir aquello que me hubiese gustado leer cuando no encontraba palabras; Lo que confiesa la carne, un ensayo sobre el gesto y la pérdida de control, mi historia con la enfermedad y la pintura.
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